lunes, 12 de octubre de 2009

Hmmm, Concierto y estupidez

Estooo, esto esta listo desde el jueves pero estaba convencido de que lo habia subido, hoy he ido a mirar por si alguien habia dejado un comentarario o algo, y me he dado cuenta de que no lo puse al final. Je, soy la leche.

-

Después de comer, y de explicarle a Irina el motivo por el que iba vestida de chico, acompañamos a mi hermana y a Allison hasta la puertas del cine, donde nos pasamos quince minutos aconsejándolas que ver, al final pasaron de mi sugerencia de ver la peli de miedo que echaban en esos momentos (hicieron bien, como descubrí mas adelante que era un autentico peñazo). Y entraron a ver una comedia romántica, que para mi era la peor opción posible entre todas las que había. Cuando se decidieron y pague las entradas, je, me encanta ocuparme del dinero, hace que parezca importante. Me lleve a un lado a mi hermana y la dije:

-Allison, toma, más dinero. Compraros unas palomitas y algo de beber. O lo que queráis, me da igual. Pero recuerda que nada mas salir debes llamar a papa para que venga a buscaros, ¿entiendes?
-Si, eso ya lo has dicho antes. Joder, hermana, no pareces tú siendo tan responsable.
-Esa boca, jovencita. No me hagas castigarte, y dejarte sin dinero.
-Como si pudieras hacerlo. Ni siquiera creo que llegases a cogerlo solo estirando el brazo.

La escena que vio la gente a nuestro alrededor debió ser un poco así: una chica con el pelo corto, con un monedero en su brazo estirado hacia arriba, con una niña (que parecía un niño) enganchando sus piernas alrededor de su cintura e intentando escalar por ella, agarrandose una a la otra por el cuello. Y pegando berridos. Si, es una muestra de mi madurez y autocontrol, pero tengo que decir en mi defensa que acabe cogiendo el dinero. Después de un rapapolvo de los guardias de seguridad para que no volviésemos a montar numeritos como ese, nos separamos de las crías. Allison nos despidió muy correctamente, y mi hermana también, excepto a mi, que me dedico una sacada de lengua, y un “idiota”, al que claro, como persona casi adulta que soy no respondí… bueno, puede que un “el que lo dice lo es” y ponerle muecas fuese lo que de verdad ocurriese, mientras que Irina prácticamente me arrastraba para irnos. Creo que tengo graves problemas. ¿Cómo me puedo picar tanto con una mica a la que saco cuatro años? Coño, en esos momentos decidí empezar a comportarme con mas dignidad y madurez. Bueno puede que también influyese que Irina me echase la bronca, bastante cabreada. Imaginaos la situación, yo de rodillas asintiendo, con Irina de pie señalándome con el dedo y pegando voces, y Laia mirando escaparates como sino nos conociese. Bueno, no fue exactamente así, pero queda mejor, eso si lo de Laia pasando de nuestro culo es totalmente cierto.

Os estaréis preguntando el motivo por el que estas jugosas anécdotas están contadas de forma tan escueta, cuando podrían darme para escribir varias páginas, ¿verdad? El motivo es sencillo, en la versión preliminar no estaba contado nada de esto, pero Irina y Laia al leerlo me obligaron a incluirlo. Y sinceramente ya quedo lo bastante mal sin entrar en demasiados detalles. Así que pasemos de mis estupideces, que como heroína protagonista de este relato no debo quedar mal… aunque creo que imagen ya esta bastante por los suelos. Bueno prosigamos con mis increíbles aventuras,

Con la situación ya calmada, y olvidada, especialmente por mí, nos encontramos ante la situación de que aun nos quedaban un par de horas para ir al lugar del concierto. Y no sabíamos que hacer para entretenernos. Cuando Laia abrió la boca:

-A cinco minutos de aquí hay unos recreativos. Creo que podríamos ir a allí para hacer tiempo.
-A mi me parece bien. Nunca he estado en uno de ellos.- dijo Irina
-Pues vamos hacia allí. Seguidme, se el camino, creo.

Sinceramente, hay veces que pienso que esos “creo” los dice adrede, como si quisiese tener una marca que la distinguiese de los demás. Cosa que a mi me parece muy bien.

Hmmm, la verdad en esos momentos estaba bastante empanada, creo que ya lo he mencionado pero había algo, aun no sabia el que era, que me hacia sentir rara, mas una sensación que otra cosa. Por eso mi ingenio no estaba muy activo en esos momentos.

Bueno en los recreativos, nos pasamos una hora, más o menos. Y quede públicamente humillada al jugar a los juegos esos de guitarra, o al de bailar, o al de los tambores esos enormes. Tengo un oído musical y un sentido ritmo nulo, pero eso ya lo sabia, pero fui obligada por esas brujas a jugar a ellos. Por otro lado a Irina no se le daba mal, y Laia era una maquina sobretodo al de los tambores y el da la guitarra, el de bailar se le daba peor, pero nunca había visto a nadie jugar a esos juegos a tanta velocidad y dificultad, y cometer tan pocos fallos. En serio menuda vergüenza pase, además luego ellas se negaron a jugar conmigo a alguno de luchas, donde las hubiese humillado con cualquier personaje, pero me desquite humillando a todos los que me retaban, después de 36 perfects seguidos decidimos irnos, mas bien lo decidieron ellas, yo no tuve nada que ver. Podría haber seguido allí todo el día, alo mejor al final alguno me suponía un desafío, pero bueno que se le va a hacer, decide la mayoría.

Fuimos tranquilamente andando hasta el bar donde se celebraría el concierto. La verdad el nombre de bar se le quedaba grande, yo lo definiría como “pocilga con bebidas”, ya había bastante gente esperando. Nos pusimos un poco nerviosas porque había gente con muy malas pintas, al fin y al cabo aunque no nos guste admitirlo seguimos siendo unas crías. Todo el valor y arrojo que suele mostrar Irina se había evaporado. Al final, haciendo acopio de valor, me dirigí hacia el puertas, un hombre enorme (para mí que era medio gorila, una persona normal no puede tener esas dimensiones) y con la cabeza rapada, y con un hilillo de voz (y las otras dos pegadas a mi espalda, cosa un poco ridícula porque me sacan cabeza y media cada una) dije:

-Disculpe, tenemos que recoger unas entradas a nombre de Anya, de parte de Zeta.
-Ah, si, me lo habían dicho. Eres la prima de Corpus, ¿no?
-Estooo si, creo- me imagino que Corpus será el idiota de mi primo.
-¿Es tan idiota como aparenta ser?- si, hablaba de mi primo.
-Si. Nada fingido, es 100% idiota.
-Vaya, esperaba que fuese una pose o algo de ese palo. Bueno chicas pasar y que os disfrutéis, Zeta me dijo que te pasases antes de empezar por el camerino.
-Gracias.

La verdad no esperaba que fuese tan majo, me cayó bien. Aun así Laia e Irina seguían intimidadas, e iban agarradas una a la otra y cogían la parte de atrás de mi sudadera. Pobrecillas. Bajamos unas escaleras a lo que parecía ser un sótano, estaba bastante sucio, y había publicidad vieja pegada por todos lados, pero empezaba a pensar que toda esa cutrez había sido dispuesto así, para dar esa impresión. Llegamos al camerino o al Backstage, o como narices lo llamen, delante de puerta había una persona montando guardia, le dije quien era, y con una sonrisa me dejo pasar.

Nada más abrir Zeta salio a nuestro encuentro, era una chica muy alta, rubia y esbelta, además llevaba unas botas con un tacón enorme, pantalones de cuero, y un chaleco negro con tachuelas y cadenas. Tenia un tatuaje con forma de serpiente negro en su brazo derecho que subía por el cuello y le llegaba hasta el ojo, como si fuese a comérselo, siempre me había gustado, e impresionado, según me dijo le dolió un huevo, y por ello nunca se hizo ningún otro tatuaje. También me convenció de que no me hiciese ninguno. Por cierto aunque sea extraño, de verdad se llama Zeta, se equivocaron en el registro, y como a sus padres les pareció original nunca lo cambiaron. Me sonrío y me dio un fuerte abrazo y me levanto.

-Primilla, que gusto verte. Pero sigues como siempre, no has crecido nada. Una pena, pero así sigues siendo monísima, ojala yo nunca hubiese dado el estirón, es mejor ser pequeñita. Tan alta como yo es horrible. – mide 1´92, así que imaginaos si es alta, Laia e Irina estaban sorprendidas por ello, con los pedazo de tacones que llevaba tendría que llegar a los dos metros, como poco. Continúo hablando. -El idiota de tu primo esta por ahí detrás, haciendo alguna tontería con los chicos. Ah, vosotras sois las amigas de mi primilla, ¿no? Soy Zeta, un placer, soy la cantante de Neo Nightmare Broken.

He de puntualizar una cosa. Mido, aproximadamente. 1´40 (no pienso decir cuanto exactamente, ya me siento lo suficientemente bajita sin ayuda), y como ya he dicho Zeta debe estar, con las botas que lleva, por encima de los dos metros. Si me tiene abrazada, quiere decir que me mantiene a unos 40 o 50 centímetros del suelo. Y todo lo que ha dicho anteriormente lo ha hecho conmigo en brazos. Así que la situación no me era muy agradable que digamos.

-Soy Irina, encantada.
-Mi nombre es Laia, y creo que tienes una de las mejores voces que he oído nunca.
-Ayyy, que me vas a hacerme que me ponga colorada – empezó a moverse, y a mi a balancearme.- Ya veras cuando Corpus lo oiga, se va a poner verde de envidia, así que luego no digas que el es buen pianista que no dejarías a los dos igual, por eso cuando le veas no le adules, además no se lo merece.
-Perdona, creo que Anya se esta ahogando – y así era.
-Uuups, perdona primilla, pero pesas tan poco que no recordaba que te tenía cogida.

A Zeta es a la única persona del mundo a la que permito referirse a mi tamaño de esa forma, se lo había ganado. Cogí aire en cuanto me soltó, un ratito mas en sus brazos y esta historia hubiese tomado un cariz muy distinto. Cuando me recupere, la salude y la dije:

-Buenas Zeta, se te ve un poco nerviosa.
-Es que hoy es la primera vez que la primilla nos ve en directo. Tengo que dar lo mejor de mí por ello.
-De mi no debes preocuparte. Hay mucha gente esperando para veros.
-Esa gente no importa tanto como tu, primilla. Además también están tus amigos, así que esfuerzo triple.

Conozco a Zeta desde hace ocho años, así que se que lo que dice lo dice en serio. Esta nerviosa simplemente por estar yo allí. Eso me conmovió hasta lo más profundo de mi alma. Me volvió a sonreír y dijo:

-Debo dejaros, que me tengo que teñir el pelo para el concierto. Luego nos vemos. Primilla ve a ver a tu primo, esta por allí.

No señalo hacia donde estaba, y se fue para que la tiñesen. Así que nos fuimos a ver a mi primo. Y como siempre estaba haciendo el idiota. Imaginaos a un chico de estatura normal, cuadrado, y guapo, con el pelo rubio peinado hacia un lado, ahora añadirle que solo lleva unos calzoncillos de piel marrones, y con la cola de un mono pegados, y pegando saltos por encima de un sillón, y de un chico con gafas y que leía un libro mientras grita: “Scooby-doooooo where are you?” pues esa fue la primera impresión de Laia e Irina de mi primo. El titulo de idiota lo tiene ganado a pulso. Mientras que mis amigas intentaban recuperarse de la impresión, y yo, me hacia la misma pregunta que siempre me hacia cada vez que le veía (¿Cómo puede eso llevar los mismos genes que yo?), el idiota me vio.

-¡Pequeprima! Que te parece mi traje para el concierto, brutal, ¿verdad?
-Sinceramente discrepo. Pareces idiota.
-Al menos no parezco un niño disfrazado de rapero como le pasa a algunas.
-Si pero yo al menos no tengo que salir así a actuar frente a un montón de personas. Además, ¡eres el maldito teclista, no van a fijarse en que estas en calzoncillos de mono!
-Buen punto prima, buen punto. Pero entonces tampoco se me vera el cuerpo, por lo que el nombre de Corpus perderá fuerza.
-Estas deseando que te lo pregunte, ¿verdad? Vale, oye primo ¿Por qué te llamas a ti mismo Corpus?
-Oh inesperada pregunta por tu parte pequeprima, pues como estoy tan bueno, soy El Cuerpo, pero Corpus mola mas, así que Corpus.
-Eres más idiota de lo que imaginaba, y te imaginaba muy idiota.
-Idiota no, soy un regalo de Dios para las mujeres. Mira estos perfectos brazos, y este torso que matarían por él.
-Aiins no se como te soporto, y comprendo menos aun a Zeta por seguir contigo.
-Eso es un ejemplo de mi perfección.
-Bueno, dejémonos de tonterías, que te presento a mis amigas. Ella es Irina y ella Laia.
-Hola, un placer, creo.- no, esta fue Irina no Laia.
-Hola, soy un fan de vuestro grupo, creo que sois muy buenos, y creo que Zeta es una cantante increíble.
-Encantado chicas. Bueno y que piensas de mi genialidad al piano- dijo volviéndose hacia Laia.
-Estooo, creo que es aceptable.- je, hizo caso a Zeta.
-Ooooohh, aceptable, aceptable, mi ego destrozado ha quedado, yo el mejor pianista de mi generación, que digo del siglo, solo denominado como aceptable, corazón párate que así no sufrirás mas, y bla, bla, bla.

Los bla, bla, bla, los dijo de verdad, no es que haya cortado algo dijo bla, bla, bla, y mientras que hablaba ponía poses, y sobreactuaba.

-Idiota, deje de hacer lo que eres, que nos vamos a coger un sitio para veros.
-De acuerdo pequeprima, después os invitamos a cenar, ¿de acuerdo? No acepto un no por respuesta. Por cierto tengo una sorpresa para ti, creo que te gustara. Un placer señoritas- y guiño un ojo, el cabrito tenia cierto encanto.

Salimos del backstage (prefiero camerino, pero queda mas cool en Inglés) y fuimos a la barra, pedí tres sanfrasciscos (tranquilos, los Sanfranciscos no llevan alcohol) y nos colocamos para oír el concierto. Irina se me quedo mirando y me dijo:

-Tus primos son un poco raros, ¿no?
-Un poquillo. Mi primo simplemente es un payaso que le gusta hacerse notar, desde pequeño ha querido ser el centro de atención, y hacer lo que quiere. Además no piensa en las consecuencias de sus actos.
-Creo que se parece un poco a ti- metió baza Laia, iba a responderla de forma cortante, pero me lo pensé mejor.
-Bueno, si que nos parecemos en algunas cosas, aunque yo no llego a sus niveles, soy mas moderada. Por otro lado Zeta es una de las mejores personas que conozco, es muy buena, y dulce, además su paciencia es infinita sino no aguantaría a mi primo. Ambos siempre se han portado muy bien conmigo.

Justo en ese momento anunciaron al grupo de mi primo, sin teloneros y sin nada. Solo era su grupo el que tocaba. El concierto estuvo bastante bien, hasta que casi al final, mi primo se levanto cogió el micro, por suerte se había cambiado, ahora iba con pantalones de cuero, aunque nada mas. Y dijo:

-Bueno, estamos ya terminando. Pero como líder del grupo quería decir unas palabras. Primero: gracias por venir. Segundo: tenéis buen gusto. Tercero: estoy deprimido, antes me han dicho que mi nivel como pianista/teclista es aceptable. Bueno eso último es coña, soy demasiado genial para ser llamado aceptable. Bueno, a lo que iba, hoy ha venido a vernos alguien que para Zeta y para mi es muy importante, y en su honor he compuesto una canción, que cantare yo mismo, espero que la guste:

“Pequeprima, eres una canija
Eres tan pequeñita, tan enana
Bajita y plana,
Que sinceramente no se como te cabe tanta mala leche dentro de ti
Y es que…”

En ese momento la canción de mi primo paro de golpe, cuando una deportiva negra (para mas detalles era la izquierda, y el numero era un 33) se estrello contra su cabeza. La culpable (a la que luego Zeta devolvió su deportiva negra) nunca fue atrapada ni revelada su identidad. Y solo decir que se quedo con ganas de lanzar también la derecha, o de tener a mano las botas que llevaba Zeta. Pero eso solo son especulaciones mías, no tuve nada que ver, en serio.

Poco después acabo el concierto. Mientras que esperábamos a mi primo y a Zeta, fui un momento al baño, a la pata coja (porque quería, simplemente por hacer el tonto, nada que ver con que no tuviese una deportiva negra en el pie izquierdo). Cuando volví, vi a Laia e Irina en problemas, había un grupo de chicos intentando ligar con ellas (normal, en mi humilde opinión) pero las veía un poco apuradas, como si no supiesen como reaccionar, así que sonreí, me coloque bien la gorra, y me acerque a ellos, cuando estaba casi al lado, me puse a llorar falsamente, y me lance a los brazos de Irina, que me pillaba mas cerca.

-Buaaaaa, mama, mama, he perdido una zapatilla, buaaa. – o algo por el estilo… estooo, la zapatilla no se me había perdido, en serio, solo la había escondido. Nada que ver con el atentado contra mi primo.

Los chicos, al ver a un crío, perdieron todas las ganas de ligar con ellas, y se fueron. Las dos se me quedaron mirando, e Irina dijo:

-Oye, no necesitábamos tu ayuda.
-Bueno, un poquito si, creo.
-Pero no tenias porque haberme llamado mama, hermana hubiese quedado mejor.
-Creo que tienes mas pinta de madre que de hermana.- dijo Laia
-Si, tus formas son de madre, no de hermana, sabes.
-Creo que tus pechos denotan maternidad, mas que hermandad.
-Hmmm, si cualquier niño quería que sus madres tuviesen esos pechos.
-¡DEJARLO YA!- uuups se había cabreado, pero había que terminar.
-Si, mama.- dijimos a dúo Laia y yo. (Coño no dijo creo!)

Después de unos minutos vinieron Zeta e Idiota (sinceramente seguro que ya había decidido cambiarse otra vez de nombre).Zeta sonrío, se acerco a mi, y me dio una zapatilla negra (exactamente la izquierda, y el pie era un 33), pero me la dio como recuerdo, no por ninguna otra razón.

-Pequeprima, creí que te iba a gustar mi canción. Si quieres te la termino de cantar.
-Si quieres volver a andar, mejor que no.
-Tsk, que poco gusto tienes, bueno, ¿que os ha parecido el concierto?

Hablamos un poco, fuimos a cenar, y después el chofer del padre de Irina nos llevo a casa. Nada más.

….
…..
……
Hmmm, me obligan a añadir una cosa, se pasaron toda la cena, y el viaje en coche, y los días siguientes en el instituto cantando la canción de la Pequeprima. Incluso el idiota me llamo solo para cantármela por el movil, unos días después. Ojala hubiese tenido mas zapatillas.


-

Eso es todo. Espero que os guste. A lo mejor deberia haber llamado al episodio Concierto e Idiotez mas que estupidez

2 comentarios:

  1. Claro, siempre pasan esas cosas, que te regalaron una zapatilla que te queda pintada, y combina con el par que llevas puesto.


    Genial el capi, como siempre xD
    Y me alegra que hayas tomado mi consejo sobre los párrafos.

    ResponderEliminar
  2. ¿Sabes estas veces que llenas la pantalla de babas porque te ríes de forma repentina y explosiva? Pues al leer "pocilga con bebidas" has conseguido eso. Creo que ya puedes sentirte orgulloso de tu talento como escritor. De aquí a ser premio Nobel no hay nada.

    Repetición de lo anterior con "-Creo que tus pechos denotan maternidad, mas que hermandad."

    Por lo demás, guay. Aunque el concepto de un teclista con ego no me cuadra... pero Idiota hace honor a su sobrenombre.

    ResponderEliminar